lunes, 9 de marzo de 2009

LOS PADRES DE LA IGLESIA




SAN AMBROSIO

Nació en Treveris, en el año 340. Pertenecía a la nobleza romana y era gobernador de las provincias del Norte de Italia. Sólo era un catecúmeno cuando el pueblo de Milán lo eligió como obispo por aclamación en año 374. Se hizo inmortal no sólo como predicador y poeta sino como defensor intrépido de la fe. Su influencia fue decisiva en la situación religiosa de su tiempo y dio el golpe de gracia al paganismo agonizante. Promovió con afán la piedad cristiana, luchó con denuedo contra los arrianos e impidió el restablecimiento de la idolatría en el senado de Roma.
San Ambrosio contribuyó mucho a la conversión de San Agustín. Dejó muchas homilías y tratados, entre ellos el de la Virginidad, y varios himnos que aún se cantan en la iglesia. Murió en el año 397.





SAN JERÓNIMO

Nació en el año 343, y estudió las letras humanas en Roma. Recorrió las Galias (Francia) y Palestina, en donde trató con los doctores más eruditos de los hebreos. Durante algún tiempo se fijó en Antioquía, en donde el obispo Paulino le ordenó de sacerdote. De allí fue llamado a Roma por el Papa San Damaso, y de orden suya preparó la edición latina de la Biblia, que se llamo "la Vulgata", y que hasta hoy sirve de texto en la Iglesia.
A la muerte del Papa, Jerónimo volvió a Palestina, donde continuó y concluyó la versión latina de las Sagradas Escrituras en su monasterio de Belén. Con sus vastos conocimientos en las lenguas griegas, caldea y hebrea pudo como ninguno en su tiempo, penetrar el sentido de los textos sagrados. Además de la Vulgata, San Jerónimo dejó muchas y preciosas obras dogmáticas e históricas y un gran número de cartas importantísimas. Murió en el año 420.



SAN AGUSTÍN


Nació en el año 354. Es considerado el máximo Doctor de la Iglesia de aquellos tiempos. Moldeó las doctrinas de la Iglesia de la Edad Media. Vivió en el pecado y la herejía hasta la edad de 33 años. Se convirtió gracias las oraciones de su madre Santa Mónica y las exhortaciones de San Ambrosio, el cual lo bautizó. Después de la muerte de su incomparable madre, distribuyó sus bienes a los pobres y se retiró a la soledad. Fue consagrado Obispo de Hipona, al Norte de Africa, a los 40 años, y es el padre de los religiosos agustinos.
Incansable escritor, combatió sin tregua el maniqueismo, que enseñaba que existen dos principios eternos: el bien y el mal, la luz y las tinieblas, en lucha permanente; contra el donatismo, que enseñaba que la Iglesia no debe perdonar a los pecadores, y que como católicos, solamente pueden ser admitidos los que son totalmente puros. San Agustín fue llamado el
"Doctor de la Gracia" por sus luchas contra el pelagianismo. Sus obras más célebres son: la Ciudad de Dios, que es la más excelente apología de la antigüedad cristiana y uno de los más profundos ensayos de la filosofía de la historia; y su autobiografía llamada "Las Confesiones", en la que desnuda su alma con sinceridad y candor.
En la sincera adhesión a la verdad cristiana y en la multiforme actividad pastoral encuentra la paz del corazón a la que anhelaba su espíritu atormentado por los afectos terrenos y por la sed de la verdad, como él mismo afirma: "Nos has creado para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto mientras no descanse en ti". Murió en el año 430.










SAN GREGORIO
Nació en el año 540. Se le ha llamado el fundador de la Edad Media, y es uno de los más grandes pontífices de la Iglesia. Fue prefecto de su ciudad natal, pero renunció a todos los honores del mundo para consagrarse como monje al servicio de Dios. Fue aclamado Papa por el pueblo, y su pontificado de 14 años fue uno de los que más ha dejado huella en la historia de la Iglesia. Trabajó activamente por la conversión de los Lombardos que habían ocupado el Norte de Italia y logró mantener la inestable paz entre los Bizantinos, dueños del centro y sur de la Península. Fue el verdadero padre de Roma en las calamidades que padeció esta ciudad.
Su obra litúrgica aún perdura en más de un punto y dio gran desarrollo al canto litúrgico llamado "Gregoriano". Murió en el año 604.





CONCLUSION
resulta impresionante comprobar cómo los Santos Padres supieron fecundar con el mensaje evangélico la cultura clásica: griega y latina; en algunos casos fueron creadores de culturas, como en Armenia, en Etiopía y en Siria; y cómo sentaron las bases para la gran floración de la época medieval, pues prepararon la inserción de los pueblos germánicos en la raíz del evangelio, pertenecientes a una tradición cultural completamente diversa.
Los Padres, fueron, después de los apóstoles, como dijo San Agustín, los sembradores, los regadores, los constructores, los pastores y los alimentadores de la Iglesia, que pudo crecer gracias a su acción vigilante e incansable. Para que la iglesia continúe creciendo es indispensable conocer a fondo su doctrina y su obra que se distingue por ser al mismo tiempo pastoral y teológica, catequética y cultural, espiritual y social; y se puede decir, única con respecto a cuanto ha sucedido en otras épocas de la historia.

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